SOUVENIR
2019
Instalación medidas variables
Fotografía y 24 cerámicas

Vender souvenirs alusivos a la guerra es un acto absurdo. Pedir que las personas respondan una pregunta para así tener oportunidad de comprar dichos souvenirs es más absurdo todavía. Mi intención fue provocar la interacción de las personas, ya fuera negativa o positiva, y parodiar el deseo de algunos de consumir estos temas. La pregunta que debieron responder las personas que asistieron a la exhibición fue la siguiente: ¿Por qué te interesa “El Fantasma de la Posguerra” y por qué querés comprar un souvenir de guerra? Recibí 119 respuestas de las cuales debía elegir solamente 24; que una respuesta fuera seleccionada significaba la oportunidad de comprar posteriormente un “fantasma de posguerra” de cerámica por 200 quetzales aproximado al valor de un suvenir en el mercado central de Guatemala.

No había respuestas “correctas”. Elegí de estas las que me parecieron más coherentes, honestas, creativas o extrañas y al leerlas pude percatarme de que hay varias formas de percibir nuestra historia: personas que se sienten atraídas por poseer un recuerdo de la guerra por su relación personal con el tema, gente que se sintió indignada por la acción de hacer un souvenir de guerra, personas que abiertamente apoyan al ejército; incluso niños que desean llegar a tener una carrera militar.

Lo que me sorprende es el limitado acceso que pareciera haber a literatura sobre este tema histórico, lo cual se nota en estas respuestas: un desconocimiento obvio sobre el tema (en el cual me incluyo). Apenas sabemos, en realidad, qué cosas sucedieron. En Guatemala no hay una libre difusión sobre temas relativos al conflicto armado interno como fenómeno socio-político, lo que se enseña del tema en las escuelas es todavía muy carente y frívolo, cuando existe.